lunes, 3 de febrero de 2020

Restricciones

Restricciones
Dicen que todo el mundo tiene una historia para contar. Diríase que algunos tenemos unas cuantas o, por lo menos, varias formas de contar nuestra historia.
En un escrito de título “De Luca a Lucas” narro una historia de unos cuatro mil quinientos millones de años como una consecución de extinciones de las cuales somos herederos y, por ahora, vencedores circunstanciales en el largo camino de la vida.
(https://rogersangenis.blogspot.com/2011/03/de-luca-lucas.html).
En él relativizo la importancia de nuestra especie. También en cuanto a su capacidad de modificación del entorno y el devenir del hilo fino que conduce a la permanencia o a la extinción.
En la historia de la humanidad se encuentran a menudo locuras de masas, fanatismos desatados, religiones agresivas y triunfantes, y una larga retahíla de enajenaciones grupales que, alejadas de toda razón y razonamiento, confunden al personal que acaba creyendo, divulgando y defendiendo ante cualquier cuestionamiento, un concepto sin fundamento ni demostración posible. Así nos va.
Nunca faltan personalidades de autoridad moral incuestionable que cogen cualquier bandera suficientemente poblada para liderar sin complejos el movimiento generado esperando sin duda sacar provecho de la situación, aunque sea el efímero lujo de salir en la foto.
Toda teoría científica tiene en su planteamiento partidarios y detractores. Siendo la demostración irrefutable por comprobación repetitiva el camino para convertir teoría en ley, nunca faltan personajes que pretenden tomar el atajo para poder lucir la medalla que muchos pretenden. Sea en un sentido o en el contrario. La locura fanatiza y transmuta demasiado a menudo la ética y el rigor en picaresca y vehemencia. Jamás faltan candidatos.
Hoy, el calentamiento global es mas que una verdad incuestionable. Es un axioma fundamental de nuestro tiempo y motor de movimientos, leyes y prohibiciones en gran parte del planeta. Nuestros líderes y los dueños del gran capital necesitan dioses para mover seguidores y así manipular las masas en su propio beneficio, no fuera más que por seguir a los mandos del destino.
La revolución industrial precisó de la quema indiscriminada y masiva de productos fósiles para generar un cambio en la humanidad que hoy parece olvidado. Será preciso hacer un esfuerzo de memoria y generosidad para reconocer que la etapa de mayor contaminación ha sacado del hambre y la miseria a gran parte de la humanidad. La vida es hoy más larga y saludable que hace tan solo dos siglos. Esto es demostrable con cifras. El gran engaño, es confundir contaminación con CO2. La quema de combustibles fósiles produce óxidos de azufre y nitrógeno, metales pesados mezclados con cenizas volátiles, partículas finas que conforman un ambiente nocivo y las tan publicitadas nieblas urbanas. Los registros históricos reales y verificables, muestran un incremento de temperatura media de un grado centígrado en los dos últimos siglos. Evidencias científicas geológicas muestran mucho mayores variaciones en los últimos veinte siglos. Pero los egipcios, griegos y romanos no tenían internet ni medios de propaganda como los actuales.
No existe la menor evidencia ni se ha demostrado que el incremento de proporción de dióxido de carbono (0,042%) desde los registros de inicios del siglo XIX, tenga ningún efecto nocivo sobre la salud ni la longevidad del ser humano.
Bien al contrario, un ligero aumento de dióxido de carbono permite a las plantas ser más eficientes en la fotosíntesis, precisando menos agua para producir el tan necesario oxígeno. (Considerado gas letal hace tan solo dos mil millones de años).
Por tanto, bastaría una regulación gradual sobre los residuos realmente nocivos de la combustión de elementos fósiles para disminuir progresivamente hasta eliminar los efectos insalubres. Salir finalmente de la era del carbón debería ser un objetivo a medio plazo midiendo la eficiencia de costes y beneficios sin intolerancias ni obstinaciones.  
La polución que genera nuestra especie es de muy diversa índole. Algunos plásticos, la ganadería, la agricultura y la minería intensivas son algunas de las causas de efectos nocivos para la flora, la fauna, la salubridad de nuestras aguas y océanos y nuestra propia salud. Hay mucho que modificar, muchos usos a mejorar y muchas leyes y normativas que adaptar a nuestros tiempos.
Todo ello requiere estudio y rigor para acometer las grandes reformas medio ambientales que aseguren un futuro mejor para la humanidad. Pero es complejo y la divulgación de las causas y los remedios precisan de un mensaje difícil de elaborar y transmitir. Se debería alentar la comprensión de la gente para estimular su inteligencia y conocimiento. Desgraciadamente, esto queda totalmente fuera del ámbito de confort de nuestras élites, quienes buscan un mensaje simple, mas bien un eslogan y un culpable.
La alarma y la histeria colectiva impulsada si no generada por nuestros ilustres líderes ha prendido en la sociedad. Especialmente la juventud ha sido víctima de los altavoces emitiendo a través de su sistema educativo y propagandístico una gran falacia ligando las emisiones de dióxido carbónico con una inminente catástrofe climática cuya muestra es cualquier lluvia torrencial a efectos demostrativos pseudo científicos.
El número de “salva planetas” se incrementa día a día mientras se auto-imponen e imponen al resto de los mortales, temores y limitaciones en productos y costumbres sin la menor exigencia del necesario rigor científico.
Nuestras élites alimentan movimientos pseudo ecologistas y supuestamente científicos a fin de fomentar miedos que les permiten esclavizar a la sociedad y manipular en su favor a base de multas, sanciones y restricciones.
Roger Sangenis i Bermejo
Barcelona, Febrero 2020.





No hay comentarios: