lunes, 29 de septiembre de 2025

Rompiendo Mitos: Capitalismo y dinero.

 El espejismo del dinero y la insostenibilidad del capitalismo moderno

Origen:
De las vacas y la plata al dinero fiat (fiduciario): cómo la desvinculación del dólar al patrón oro en 1971 nos condujo a un modelo económico basado en deuda y empobrecimiento estructural.

Introducción: después del socialismo, ¿qué queda en pie?

En un artículo anterior de esta serie, mostré cómo el socialismo, pese a sus ideales, no ha sido capaz de ofrecer un modelo sostenible ni de mejorar de forma consistente la vida de las personas.
Si descartamos esa vía, parece quedar en pie solo el capitalismo, que desde hace siglos ha demostrado una extraordinaria capacidad de adaptación. 

Sin embargo, al analizar su evolución reciente, descubrimos que su aparente éxito desde 1971 es un espejismo: un bucle insostenible cimentado en la creación de dinero sin respaldo real.
Los gobiernos gastan más de lo que lo que pueden ingresar, a pesar de estrujar el bolsillo de los ciudadanos hasta su límite de supervivencia, los bancos centrales imprimen dinero fiduciario sin límites tangibles, y el resultado final es el empobrecimiento progresivo de la mayoría social.
La factura se socializa vía pérdida de poder adquisitivo y precariedad.

La moneda.

La historia del dinero comienza con una lógica simple: el valor de una moneda estaba avalado por el metal precioso que contenía.
Así ocurrió con las primeras monedas acuñadas en el reino de Lidia en el siglo VII a.C., hechas de electro (aleación de oro y plata). Cuantos más agujeros, menor valor tenían (menor peso de electro).
Aquellas piezas estandarizaron el comercio al garantizar un valor intrínseco verificable. 

La moneda más antigua que subsiste es la libra esterlina británica, en uso continuo desde el año 775 d. C. Por aquel entonces, la libra equivalía a un lingote de una libra de plata, y era una pequeña fortuna, en aquella época. Se debe destacar que el gobierno británico acuñó la moneda con un 92,5% de plata y el resto era cobre y otros metales, para “endurecer” la moneda. Cada una de estas monedas podía ser canjeada por un lingote de una libra (453,6 gramos) de plata. En el año 928 la libra se adoptó como la moneda oficial en Gran Bretaña, que el estado respaldaba con el valor de una libra de plata en metales preciosos en su tesoro nacional. En esa época, con una moneda de una libra se podían comprar quince vacas: riqueza tangible y verificable. 

De la moneda al billete.

Con el tiempo, transportar monedas de metal resultó impráctico, y surgió el papel moneda. El paso de las monedas al papel moneda se produjo por primera vez en China, donde la escasez de metal y la facilidad del comercio llevaron a los comerciantes a emitir pagarés avalados por su patrimonio, y evolucionaron al papel moneda emitido y avalado por el estado de la dinastía Song (entre el año 618 y el 907 d.C.), conocido como jiaozi.

En Europa, este sistema surgió siglos después, en el siglo XVII en Suecia. Llevar y comerciar grandes cantidades de monedas de oro y plata resultaba incómodo, y a medida que la economía crecía, se hizo evidente la necesidad de una forma de dinero más práctica.

Los bancos comenzaron a emitir billetes de papel a principios del siglo XIX, pero estos no estaban estandarizados y su fiabilidad solía variar.

A mediados del siglo XIX, Europa y EEUU adoptaron el patrón oro para dar fiabilidad a la moneda de cada estado: un sistema que garantizaba que cada billete podía canjearse por una cantidad fija de oro.

El patrón oro: equilibrio y límites

David Hume ya modelizó en 1752 el funcionamiento del patrón oro como un mecanismo de equilibrio: los déficits comerciales de un país se corregían de forma automática porque el flujo de oro ajustaba su masa monetaria y, con ella, los precios y las exportaciones. El sistema tendía al equilibrio. 

Este sistema, que alcanzó su esplendor entre 1870 y 1914, ofreció estabilidad y disciplina fiscal.
Pero las guerras y las crisis del siglo XX llevaron a los gobiernos a imprimir dinero sin respaldo en sus tesoros nacionales: el nacimiento del dinero fiduciario.  Los bancos centrales, presionados por los gobiernos generaban billetes y los bancos mantenían solo una fracción de los depósitos en caja y prestaban el resto.

El crédito multiplicaba la masa monetaria mucho más allá del metal disponible, incluso mas allá del valor del conjunto de la producción de todo el estado.

La estabilidad exigía prudencia y límites. Cuando éstos se relajaban, la oferta monetaria crecía más rápido que la producción real, alimentando tensiones inflacionarias.

La teoría cuantitativa del dinero indica que, si la cantidad de dinero crece más deprisa que la producción real, los precios tenderán a subir. 

Bretton Woods

Tras la Primera Guerra Mundial y los acuerdos de Bretton Woods (1944), el dólar estadounidense se convirtió en la divisa de referencia global, quedando vinculado al oro. Parecía un compromiso sólido… hasta que llegó 1971.

1971: la gran ruptura

Presionado por la Guerra de Vietnam y un déficit comercial creciente, Richard Nixon anunció la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro.
Fue el punto de no retorno: desde entonces, el dinero dejó de ser un título de propiedad sobre un bien tangible para convertirse en un simple decreto del Estado. 

Nacía así, en su plenitud, el dinero fiat (fiduciaria): moneda cuyo valor descansa exclusivamente en la confianza (o la fe) en quien la emite.
Pero esa confianza, como demuestra la teoría cuantitativa del dinero, es frágil cuando la emisión crece muy por encima de la riqueza real.
Desde 1971, la masa monetaria mundial (M2) se ha multiplicado por cuatro, mientras la economía real no lo ha hecho en la misma proporción.

El resultado: inflación crónica y erosión del salario real.

Las vacas: metáfora del empobrecimiento real.

Volvamos al ejemplo de las vacas, que simbolizan riqueza tangible. 

- En el año 928, una libra de plata permitía comprar quince vacas. 
- Hoy, esa misma cantidad de plata (453,6 gramos, unos 567 euros) apenas alcanza para una séptima parte de una vaca, cuyo precio medio ronda los 4.000 euros. 
- Es decir, en 1.100 años el precio relativo de lo real ha aumentado más de 100 veces, pero los salarios no lo han hecho en la misma medida. 

Hasta 1971, ese equilibrio era razonablemente estable. Desde entonces, los salarios (la capacidad adquisitiva de la remuneración al trabajo) se han desligado del valor real, y la deuda ha sustituido al respaldo metálico como base del sistema.

Consecuencias: deuda, salarios y fractura social.

El modelo actual genera dos efectos estructurales: 

1. Empobrecimiento salarial. Los ingresos de la mayoría crecen muy por debajo del coste de vida.
   El acceso a la vivienda se complica, la frustración se extiende entre las generaciones jóvenes, y se multiplican subsidios y ayudas de los gobiernos para suplir la insuficiencia de salarios y evitar agitación social. Con ello, los gobiernos necesitan más dinero, que será servilmente impreso por el banco central y se convertirá en deuda. La deuda la deberá pagar la sociedad, los ciudadanos de cada país, no los gobiernos que la han contraido.

2. Sustitución laboral y presión migratoria. Para abaratar costes, se recurre a trabajadores inmigrantes dispuestos a aceptar salarios bajos en comparación con su país de origen.
   Esto atenúa temporalmente la presión social, pero no resuelve el desequilibrio estructural. Bien al contrario, cuando estos trabajadores se estabilizan en el país receptor, se agregan a una comunidad frustrada y necesitada de ayudas, subsidios y pensiones que generará nuevo déficit en las arcas del estado.

La innovación y el aumento de la productividad son insuficientes para sostener un capitalismo que genera deuda y manipulación monetaria para sobrevivir.

Un nuevo peligro: la corrupción de las criptomonedas.

El Bitcoin (criptomoneda de referencia) basa su valor en el limite de su cantidad. El algoritmo del Bitcoin establece un límite absoluto: 21 millones de Bitcoins. Nunca podrá haber más. Sometido a los efectos de la oferta y la demanda, su valor se adaptará a las exigencias del mercado. Las actuales criptomonedas tienen en su ADN (su algoritmo) la legitimidad (trazabilidad), su limitación en la cantidad de monedas y la libertad de transacción, ya que sus árbritos son los propios mineros que, enfrentándose al incremento exponencial de los cálculos a realizar para generar cada nueva moneda, deben proteger la integridad del sistema.

No dependen de un Banco central, sino de un algoritmo repartido en la red de una forma difusa en decenas de miles de ordenadores. Sin posibilidad de corromper.

En el momento en el que un Banco Central genere su algoritmo para una moneda digital, a mi entender, no va a seguir las mismas reglas que las actuales criptomonedas. Nadie sabrá los condicionantes que conllevará su obtención, su posesión ni su transmisión. Tal como hicieron los gobiernos con el patrón oro, los países presionarán a sus bancos centrales tanto en la generación como las condiciones de sus monedas digitales. Corromperán el principio de las actuales criptomonedas.

Reflexión final: un modelo condenado

El capitalismo moderno, desvinculado de un anclaje real como el oro, o la producción real, vive de la ilusión de una riqueza que no existe.
Su aparente éxito desde 1971 se basa en un artificio financiero que, tarde o temprano, colapsará. 

Las democracias avanzadas, paradójicamente, serán las primeras en enfrentarse a esta realidad.
O se transforman radicalmente los fundamentos del sistema —recuperando algún tipo de disciplina monetaria, redefiniendo la relación entre salarios, productividad y valor real— o se hundirán en una crisis de legitimidad social y política. 

Cerrar los ojos no es una opción. La historia nos recuerda que ninguna sociedad puede sostenerse indefinidamente sobre la deuda y la ilusión. Urge un cambio estructural profundo.

Lo que me ha llevado a escribir este artículo es la sensación que hoy recibo de nuestra sociedad. Va a morir, lo sabe y se deja o no lo quiere saber. La inacción no es una solución. Se deben buscar medidas y modificaciones significativas en el sistema para que su futuro cambie. Bajo mi punto de vista, es urgente.

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Rompiendo Mitos: Electricidad.

 Este es el primer artículo de una serie que tengo prevista llamar:
Rompiendo Mitos

La electricidad no viaja por dentro del cable: viaja alrededor de él

Introducción: rompiendo el mito clásico

La explicación habitual nos dice que la electricidad circula “como agua en una tubería”, moviéndose por dentro del cable gracias al desplazamiento de electrones. Es una metáfora práctica, pero engañosa.

En realidad, la energía eléctrica se transmite a través del campo electromagnético que rodea al conductor. Este campo resulta de la interacción entre el campo eléctrico (E) y el campo magnético (B). La energía fluye en el espacio, no tanto dentro del metal, y su dirección y densidad quedan descritas por el vector de Poynting.

1) Maxwell: el arquitecto de la visión moderna

James Clerk Maxwell (1831–1879) unificó los fenómenos eléctricos y magnéticos en un conjunto de ecuaciones que hoy son la base de la electrodinámica.

Su trabajo mostró algo revolucionario:
- Las cargas eléctricas generan campos eléctricos, como había propuesto Gauss.
- Las corrientes generan campos magnéticos (también Gauss).
- Pero además, los campos variables generan nuevos campos, dando lugar a ondas que pueden viajar por el espacio.

En este marco, la energía deja de ser un “fluido en el cobre” y pasa a ser algo que existe en los campos, moviéndose a la velocidad de la luz y entrando a los materiales desde su entorno.

2) Poynting y la pista decisiva

En 1884, John Henry Poynting formuló la expresión que describe la densidad y dirección del flujo de energía:

S = (1/μ0) (E × B)

Sin matemáticas complejas: donde E y B son perpendiculares, la energía fluye en dirección perpendicular a ambos. Esto significa que la potencia que llega a una bombilla, resistencia o motor no viaja “por dentro del cobre”, sino que entra radialmente desde fuera, impulsada por el campo electromagnético.

3) Los electrones: lentos acompañantes, no protagonistas

- Los electrones sí se mueven, pero muy despacio: su velocidad de deriva en un cable doméstico es de apenas unos pocos milímetros por segundo.
- En cambio, el campo electromagnético —y con él la energía— se propaga a casi la velocidad de la luz en el medio aislante del cable.
- La función real de los electrones es crear la distribución de cargas de superficie que define la geometría del campo y permite que la energía viaje de la fuente a la carga.  (Del elemento productor al elemento consumidor).

4) AC y DC: distintos ritmos, mismo mecanismo

DC (corriente continua): los campos son estáticos, y el vector de Poynting empuja continuamente la energía desde la batería hacia la resistencia.

AC (corriente alterna): los campos oscilan; la energía fluye de un lado a otro en cada ciclo, pero siempre guiada por el campo en el espacio entre los conductores. Aquí aparecen fenómenos como el efecto pelicular, pero el principio sigue siendo idéntico: la energía va por fuera, no por dentro.

5) El papel de Gauss en esta historia

Gauss (1777 – 1856) matemático y físico, fue el creador de las leyes que configuran los campos E (eléctrico) y B (magnético), así como los efectos de dichos campos en distintos ámbitos. Las leyes de Gauss, integradas en las ecuaciones de Maxwell, nos dan la clave de por qué los campos pueden organizar el flujo de energía:

- Ley de Gauss para E: el flujo eléctrico a través de una superficie depende de la carga encerrada. Es decir, las cargas de superficie en los conductores son la fuente del campo eléctrico que guía la energía.
- Ley de Gauss para B: el flujo magnético neto siempre es cero. Las líneas de B se cierran alrededor de las corrientes, proporcionando la otra mitad del “engranaje” que, junto a E, produce el transporte de energía.

Cuando combinamos estas leyes con el vector de Poynting, entendemos que la energía no recorre por dentro del metal, sino por la región de espacio alrededor del conductor.

6) Ejemplos cotidianos que lo ilustran

- Transformadores: la energía pasa de un bobinado a otro a través del campo en el núcleo, no por contacto metálico.

- Cables de alta tensión: la energía fluye por la región alrededor de los cables, guiada por éstos entre las fases.

- Radio, Microondas y Wi-Fi: en estas frecuencias, la energía viaja libremente como onda electromagnética, sin necesidad de conductores.

- Cables coaxiales: confinan la energía en el espacio entre el vivo y la malla, gracias a la geometría de los campos.

7) De Gauss a hoy: evolución del concepto

- Gauss creó las leyes conceptuales de los capos E y B.

- Maxwell: estableció el marco matemático de los campos.

- Poynting: mostró cómo fluye la energía.

- Heaviside y Umov: generalizaron estas ideas.


- Feynman: divulgó la noción de que la energía entra en los elementos de consumo desde el exterior.


- Investigaciones modernas (AJP, MIT, Princeton): han confirmado experimentalmente que el flujo de energía coincide con la potencia medida en circuitos reales.

Conclusión: cambiar la forma de imaginar la electricidad

Entender que la energía viaja en los campos y no como electrones “corriendo por dentro de los cables” cambia nuestra visión de la electricidad.

Diseñar un circuito no es solo colocar cables: es dar forma al espacio donde viaja la energía. Es un cambio de paradigma iniciado por Gauss, Maxwell y Poynting hace más de un siglo, y confirmado por la física moderna.

La electricidad, en última instancia, es energía viajando a la velocidad de la luz por el espacio cercano a los conductores, y los electrones son meros acompañantes que sostienen el escenario de ese viaje. Lo que mide el contador eléctrico de nuestra casa es la energía y no los electrones como es de creencia común.

 

Fuentes recomendadas

- Feynman Lectures on Physics, Vol. II, Cap. 27: https://www.feynmanlectures.caltech.edu/II_27.html
- Poynting, J. H. (1884). On the Transfer of Energy in the Electromagnetic Field: https://royalsocietypublishing.org/doi/10.1098/rstl.1884.0016
- Harbola, M. K. (2010). Energy flow from a battery to other circuit elements: https://sharif.edu/~aborji/25733/files/Energy%20flow%20from%20a%20battery%20to%20other%20circuit%20elements.pdf
- MIT – Energy Flow and the Poynting Vector: https://web.mit.edu/8.02t/www/mitxmaterials/Presentations/Presentation_W14D1.pdf
- McDonald, K. T. – Flow of Energy and Momentum in a Coaxial Cable: https://kirkmcd.princeton.edu/examples/coax_momentum.pdf
- Herrmann, F. (1986). The Poynting vector field and the energy flow within a transformer: https://www.karlsruher-hysikkurs.de/download/poynting_transformer.pdf

lunes, 22 de septiembre de 2025

Rompiendo Mitos: Dos Modelos

 Introducción

Entre 1945 y 1989, Europa vivió una división profunda que sirvió, en la práctica, como un laboratorio político-económico a gran escala. Mientras Europa Occidental prosperaba bajo el sistema capitalista con economías de mercado abiertas y democracias liberales, Europa Oriental operaba bajo regímenes socialistas autoritarios con planificación centralizada y control estatal. Esta comparación histórica ofrece una oportunidad única para evaluar empíricamente el desempeño de ambos modelos. ¿Qué sistema ofreció mejores resultados en términos de desarrollo económico, bienestar social, innovación y libertad? ¿Qué modelo genera un entorno donde la felicidad del indiduo es más valorado?


 

Antecedentes: Dos Europas, dos sistemas

Tras la Segunda Guerra Mundial, el continente europeo fue dividido en zonas de influencia. Los países liberados por las fuerzas aliadas occidentales —como Francia, Italia o Alemania Occidental— desarrollaron economías capitalistas apoyadas por el Plan Marshall y el modelo de libre mercado. En contraste, aquellos bajo influencia soviética —como Polonia, Hungría, Checoslovaquia o Alemania Oriental— instauraron regímenes socialistas autoritarios siguiendo el modelo de planificación central de la URSS.

La división de Alemania simbolizó esta ruptura: la República Federal de Alemania (RFA) en el oeste, capitalista; la República Democrática Alemana (RDA) en el este, socialista.


 

Comparación empírica de modelos: economía, sociedad y derechos

📈 Crecimiento económico y productividad

  • En 1950, el PIB per cápita de Alemania Oriental era el 65% del de Alemania Occidental. Para 1989, había caído al 40% del nivel occidental (Maddison Project Database).
  • La economía de la RFA creció con mayor productividad, apertura comercial e innovación tecnológica. El crecimiento medio anual de la RFA entre 1950 y 1973 fue del 5.8%, mientras que el de la RDA fue del 3.5% (World Bank, 1991).

🧑‍🌾 Bienestar material

  • Los consumidores del bloque oriental sufrían escasez crónica de productos básicos y bienes de consumo duradero.
  • Mientras que en Alemania Occidental el 80% de los hogares poseían automóvil en 1985, en la RDA solo un 20% tenía acceso a un vehículo privado, con listas de espera de hasta 15 años para adquirir uno (Statistisches Bundesamt).

🧠 Innovación y tecnología

  • El modelo socialista desincentivaba la innovación: la falta de competencia y propiedad privada reducía la eficiencia.
  • En 1988, IBM vendía más ordenadores que todo el bloque del Este junto (The Economist, 1990).

🧑‍⚕️ Salud y esperanza de vida

  • En los años 70, la esperanza de vida en los países del Este era similar a la del Oeste. Pero en los 80, las tendencias divergieron: mientras en la RFA aumentó, en la RDA se estancó o incluso disminuyó, especialmente entre hombres adultos, debido a alcoholismo, mala alimentación y estrés laboral (WHO European Health Report).

📚 Libertades civiles y migración

  • La libertad de prensa, religión, asociación y expresión eran prácticamente inexistentes en la Europa socialista.
  • La construcción del Muro de Berlín en 1961 fue una respuesta directa al éxodo masivo de ciudadanos del Este al Oeste. Entre 1949 y 1961, más de 2.5 millones de alemanes orientales huyeron a Occidente (Deutsche Welle).

 

Alemania Oriental vs Occidental: el caso más revelador

La comparación entre ambas Alemanias, con un origen cultural y lingüístico común, ofrece una prueba empírica inmejorable:

Indicador (1989)

Alemania Occidental (RFA)

Alemania Oriental (RDA)

PIB per cápita (USD)

$15,930

$9,679

Esperanza de vida

75 años

72 años

Exportaciones totales

$308 mil millones

$31 mil millones

Nivel de motorización

550 coches / 1.000 hab

210 coches / 1.000 hab


 

La caída del Muro de Berlín: colapso del modelo socialista

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. La presión popular, el costo insostenible de la carrera armamentista y la guerra en Afganistán, el auge del nacionalismo y los movimientos independentistas dentro de sus repúblicas, llevó al presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, a querer conducir el sistema socialista a una transición ordenada. La perestroika, la glasnost y otras estrategias desconcertaron a una sociedad que había sido engañada durante muchas décadas. La caída del muro de Berlín fue el desenlace de años de estancamiento económico, pérdida de legitimidad política, deuda externa creciente, represión política insostenible y pérdida de competitividad frente a Occidente. Ese día simbolizó el fracaso definitivo del socialismo como sistema viable para generar prosperidad y libertad sostenidas.


 Conclusión

El experimento histórico de la Europa dividida dejó evidencia clara: el sistema capitalista superó al socialista en prácticamente todos los indicadores relevantes. El capitalismo, con sus imperfecciones, ofreció mayor bienestar económico, más libertades individuales, incentivos a la innovación y oportunidades de progreso social. El socialismo, aunque con logros iniciales en igualdad y servicios públicos, se mostró incapaz de sostener el crecimiento, adaptarse a la globalización o responder a las aspiraciones individuales.


 

📚 Fuentes consultadas